¿Fin del bloqueo?

Por en abril 7, 2019

Opinión por: Juan Carlos López Castrillón

El bloqueo de la vía Panamericana parece haber terminado. Nadie ganó, todos perdimos. No hay trofeos de guerra.

Ni siquiera el Cric con la obtención de los $823 mil millones que se discriminan en el acuerdo, para ser ejecutados en el cuatrienio que corre, puede cantar victoria.

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Un tuit de ayer del presidente Duque dice «de los 4.6 billones de pesos que exigían las comunidades indígenas del Cauca, se concertó asignar un 17,5%, monto que estaba previamente contenido en el plan de inversión para la región». Según esas palabras ¿este doloroso pulso se habría podido evitar?

Ya la foto de la reunión del presidente Duque este martes en Caldono con los Cabildos no será importante, será una más en la galería donde están los últimos mandatarios de este país firmando acuerdos.

¿Qué viene ahora? Para empezar dos grandes temas. Primero, es imperativo que el Gobierno cumpla con la ejecución de ese presupuesto, y en ello debemos hacer causa común; independientemente de cuál sea el mandatario que firme hay que cumplir lo que se pacta. Segundo, los resguardos y el movimiento indígena tienen la obligación de rendir cuentas, no solo sobre los nuevos recursos, sino en relación con todo lo que esté pendiente de ser auditado. Recordemos que en lo concerniente al manejo de plata pública los resguardos son entes institucionales, como si fueran un municipio.

Además de estos puntos, hay de fondo otros dos asuntos: El Balance y el Nunca Más.

Sobre lo primero, y con relación a lo que nos dejan como efecto estas cuatro semanas con las vías taponadas, queda la tarea de sanar las heridas de una sociedad más que dividida, con una exaltación nunca antes expresada en forma violenta de xenofobia y desespero, de ambas partes.

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Queda pendiente la respuesta a la pregunta de cómo se va a ayudar a los empresarios, la inmensa mayoría pequeños, que se vieron afectados, si no quebrados, por este bloqueo.

Queda el interrogante político del impacto sobre el Cauca, y aunque  es muy pronto para saber cómo se va a decantar esta situación algo sí es claro, el más disgustado es el partido de gobierno, el tuit de ayer del expresidente Uribe así lo demuestra: «Es preferible cerrar esa carretera dos años, mejorar y cuidar la alterna que firmar acuerdos con la minga apoyada en el terrorismo».

Mirando la otra orilla, me pregunto: ¿Cuánto ganó y cuánto perdió Petro con su visita? En octubre lo sabremos.

Queda también la enorme frustración que en pleno siglo XXI se lleguen a sitiar ciudades y regiones enteras, como en el medioevo, para efectuar reclamaciones, que por más justas que sean, generan más pobreza y muerte. Eso es inadmisible. Aquí está el Nunca Más. Estas situaciones no pueden repetirse.

¿Cuánto tiempo cuesta recobrar la credibilidad de inversionistas para que vengan y generen empleo y bienestar? Nos ven como una región que se está descuadernando de a pedazos. Divididos, violentos y sin viabilidad. Y no somos eso, tenemos potenciales enormes por desarrollar, hoy afectados -es cierto- pero ahí están: los emprendedores del turismo, de la innovación en productos agrícolas, en educación, en talento, en microempresas de toda índole. Esa es la otra cara del «Cauca Posible», que en estos días queda oculta.

En conclusión, se cierra un capítulo más de la triste historia del conflicto en nuestro Departamento, y en verdad y desde lo más profundo de mi ser, quisiera que este fuera el último enfrentamiento violento entre el movimiento indígena y el gobierno de turno.

Pero siendo realistas y repasando los promedios históricos, queda latente esa posibilidad, que en menos de dos años y como ha sido la constante durante los últimos 20, vivamos algo parecido. Lo digo porque me dejó muy preocupado oír a José Hildo Pete, vocero del Cric, en la entrevista en “Pregunta Yamid” del pasado viernes, diciendo que «las vías de hecho son las vías de derecho para los pueblos indígenas». No comparto ese punto de vista. Con esa teoría se desbarata todo el principio del estado de derecho. No se trata ni siquiera de ser izquierda o de derecha en esa interpretación.

Posdata: cierro con la esperanza que se cumplan los acuerdos y  que este capítulo sea el epílogo de las batallas campales en la vía Panamericana. Ahora recuerdo que en 1989, cuando se cayó el muro de Berlín, muchos paradigmas que parecían indestructibles también se derrumbaron. Puede pasar acá también. La historia ha demostrado que lentamente la vía de la violencia para efectuar los cambios políticos se ha empezado a agotar.

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