Un siglo generando conocimiento geocientífico

Por en diciembre 27, 2016

Popayán cuenta con Observatorio Vulcanológico y Sismológico, que a diferencia de los de Manizales y Pasto, nació para monitorear de manera preventiva los volcanes de la zona.

Pie de Foto: Observatorio Vulcanológico y Sismológico de Popayán, del Servicio Geológico Colombiano, es el tercero en el país.

Cien años acaba de cumplir el Servicio Geológico Colombiano, cuya génesis se remonta al 22 de diciembre de 1916, cuando a través de la Ley 83 el Gobierno de la época creó y organizó la Comisión Científica Nacional con el fin de hacer investigación geocientífica en forma más sistemática que la que se venía adelantando en el país.

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En el transcurso de este siglo de vida se le han dado varios nombres, hasta el año 2011, por ejemplo, se denominó Ingeominas, pero a pesar de los diferentes bautizos que ha tenido, su aporte al conocimiento de la geología del país es fundamental, como lo subraya la geóloga Adriana Agudelo, coordinadora del Observatorio Vulcanológico y Sismológico de Popayán.

Esa labor científica se inició con trabajos de cartografía que se fueron especializando y ahora el Servicio Geológico Colombiano tiene grupos expertos en aguas subterráneas; en el aspecto nuclear maneja el reactor que posee el país.

“Estamos tratando de conocer el potencial de recursos que tiene todo el territorio, en el 2016 se empezó y consolidó una dirección de hidrocarburos en la parte geológica y de investigación”, indicó la geóloga. Señaló como una de las fortalezas del Servicio Geológico, el área de Geoamenazas que se encarga de hacer el monitoreo y seguimiento a los fenómenos de origen geológico: volcanes, sismos y movimientos en masa.

En Popayán se encuentra el observatorio vulcanológico que tiene una característica muy especial por haber sido el tercer observatorio del país, después del de Manizales – luego de la erupción del volcán del Ruiz- y de la de Pasto, cuando empezó la activación del volcán Galeras en el año 1989. A partir de 1993 el de Popayán se consolidó en esa importante posición en el país, sin que mediara una crisis volcánica. En cambio, los otros observatorios nacieron de la urgencia de tener esa institución.

Comenta la geóloga Agudelo, que muchos llegaron a dudar de si era una buena decisión tener un observatorio en Popayán, porque en ese momento existían una oficina en Cali y un observatorio en Pasto, por lo que serían tres oficinas demasiado cerca. Sin embargo, el Observatorio de la capital del Cauca se fue consolidando y empezó a monitorear los volcanes Nevado del Huila, Puracé, con su cadena de los Coconucos y el Sotará.

Del Nevado del Huila no se esperaba una fuerte actividad, del único que se tenía un registro completo y detallado de erupciones era del volcán Puracé; desde la época de la colonia se cuentan más de 30 erupciones, la de 1977 se considera que fue la última erupción menor. “En Popayán, muchos habitantes las recuerdan y describen como algo monumental, bonito, que los adornó, las han visto de esa forma, pero de los otros volcanes, como el Sotará y el Nevado del Huila, nadie tiene un registro histórico y no se esperaba una fuerte actividad, y mientras tanto decían: ¿Y este observatorio si puede cumplir alguna misión?”, recuerda la geóloga Adriana Agudelo.

El equipo de profesionales del Observatorio de Popayán, encabezado por la geóloga Adriana Agudelo, ha hecho conciencia de la importancia de vigilar desde la región los volcanes.

El equipo de profesionales del Observatorio de Popayán, encabezado por la geóloga Adriana Agudelo, ha hecho conciencia de la importancia de vigilar desde la región los volcanes.

“Esos volcanes los miramos y estudiamos, unos desde Cali, otros desde Manizales y Pasto, pero creo que el grupo de Popayán ejecutó un trabajo con el que demostró e hizo conciencia de la importancia de vigilar desde la región los volcanes, tarea que se inició en 1993. El del Huila, en cuestión de 19 horas cambió, fue incrementando su actividad y terminó con una erupción en el 2007, en el 2008 tuvo tres y luego un emplazamiento de un domo”, afirmó la coordinadora del Observatorio Vulcanológico y Sismológico de Popayán.

A decir verdad, el trabajo preventivo fue muy importante, porque durante esos años hizo conocer el volcán, se efectuaron estudios de la geología, se realizó el mapa de amenazas, se fortaleció la red de monitoreo, además de familiarizarse con la zona.

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Monitoreo volcánico

Por su parte, el geólogo Cristian Santacoloma, quien hace diez años trabaja en el área de monitoreo volcánico del Observatorio de Popayán, dice que los volcanes Nevado del Huila, Puracé y la cadena volcánica de los Coconucos son muy activos, el estudio geológico que se les ha hecho, muestra que han tenido una gran influencia en toda esta región, en especial en el Cauca.

En cuanto al volcán Puracé, señala que se han encontrado depósitos asociados a flujos de lodo y también la posibilidad emisiones de ceniza que podrían afectar a Popayán.

También hace énfasis en que a diferencia de los observatorios vulcanológicos de Manizales y de Pasto, que fueron creados a raíz de una crisis iniciada en los volcanes Nevado del Ruiz y el Galeras, el Observatorio de Popayán nació como una iniciativa orientada a la prevención para monitorear los volcanes de esta zona, antes de que tuvieran una actividad mayor que inquietara a las comunidades de los sectores aledaños.

Esta estación se inició en 1993 con instrumentación básica y tecnología de la época, que hoy es obsoleta, pero que en ese momento era la adecuada para hacer el monitoreo. A partir de ahí creció la regional, además con otras funciones delegadas por el entonces Ingeominas, actual Servicio Geológico Colombiano, y empezó a funcionar como un Observatorio Vulcanológico y Sismológico.

Durante 23 años se ha logrado mantener un monitoreo creciente, por cuanto la instrumentación necesaria para esa vigilancia desde los volcanes, ha ido en ascenso, se ha aumentado el número de equipos, las redes han crecido, se utilizan no solamente estaciones sísmicas, como la gente comúnmente las conoce, sino otra serie de técnicas de monitoreo basadas en fenómenos físicos, medidos y basados en lo que ocurre entre los volcanes, por lo cual se aplican varias técnicas y se hace un análisis lo más integral posible, de lo que sucede en cada uno de los volcanes.

De manera preventiva, el Observatorio de Popayán monitorea los volcanes Nevado del Huila, Puracé -con su cadena de los Coconucos- y el Sotará.

De manera preventiva, el Observatorio de Popayán monitorea los volcanes Nevado del Huila, Puracé -con su cadena de los Coconucos- y el Sotará.

Adicionalmente, se efectúan mediciones en campo, que los geólogos llaman in situ, informes que se pueden ver en la página web del Servicio. En desarrollo de ese trabajo, los profesionales toman en el sitio mismo los datos, las medidas o muestras, por ejemplo de aguas termales, que luego se llevan al laboratorio de análisis. De acuerdo con los resultados, estos se integran al estudio de la actividad del volcán y entran a formar parte de los insumos para describir los escenarios que regularmente se publican en los boletines virtuales. Se maneja una escala de colores, muy pedagógica y severa, que va asociada a una serie de fenómenos que ocurren en el volcán en cuestión, y van desde el color verde, pasan al amarillo, naranja y rojo. El rojo significa una erupción en curso, inminente y los pasos anteriores serían indicativos de cambios que podrían llevar a esa erupción. El nivel más cercano al rojo es el naranja, ahí es en donde se presentan los cambios más grandes en la actividad. Antes del nivel naranja está el amarillo.

Estudios detallados de la geología del Puracé

Según el geógrafo Geovanny Galarza, se actualizó el mapa del volcán Puracé por varias razones: Porque se hicieron nuevos y más detallados análisis de la geología de ese volcán, obteniendo datos más completos, que el estudio que había del mapa en su primera versión. Igualmente, porque los nuevos programas permiten hacer la simulación, el modelamiento, para saber por dónde los fenómenos pueden suceder y qué áreas pueden cubrir.

En el caso del Puracé, se hizo un trabajo que consistió en observar con ese registro qué fenómenos geológicos se tienen, además de una investigación que muestra ciertos sitios en los cuales estuvieron asentadas comunidades indígenas que se pudieron ver afectadas por la actividad histórica del volcán.

La geología al detalle, así como los nuevos programas que se están trabajando, se realizan en convenio con instituciones científicas que colaboran con el Servicio Geológico Colombiano. Se decidió hacer esa actualización que está definida para los fenómenos que tienen incidencia y que son de trascendencia, como el caso del Puracé, con los flujos de lodo, las caídas de ceniza y los proyectiles balísticos.

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