Muy débil fue el crecimiento de la economía colombiana durante el 2023

Por Redacción en febrero 20, 2024

La construcción tuvo un mal desempeño en el país, en gran parte por el menor dinamismo de las edificaciones de vivienda y la baja ejecución de obras de civiles.

El PIB creció 0,6% en año anterior, el cuarto trimestre tuvo un crecimiento prácticamente nulo. La economía fue impulsada por la administración pública y el sector agropecuario, sin el sector público la economía estaría en una recesión técnica.

El consumo de los hogares creció durante el cuarto trimestre de 2023 con eso en el total del año el crecimiento de la demanda (1,1%) fue mayor al de la economía, lo que demuestra que todavía hay desface con la capacidad productiva del país.

En el frente externo, contrario a lo observado en lo corrido del año al tercer trimestre, las importaciones crecieron durante el 4T de 2023 evidenciando en parte los excesos de demanda que persisten en la economía.

La inversión fue el rubro con peor desempeño en 2023. La caída acumulada de -8,9% se explica principalmente por la contracción de la maquinaria y equipo, así como por el menor dinamismo de las obras de ingeniería. El resultado del 2023 fue menor a lo esperado. La política monetaria ha logrado su objetivo de reducir la inflación, pero ya se resiente el crecimiento. Si bien el nivel de actividad relativo al observado prepandemia sigue siendo relativamente alto, estas cifras sugieren que el Banco de la República puede acelerar el recorte de tasas y reclaman del Gobierno una estrategia para reactivar iniciativas públicas-privadas en materia de inversión.

El crecimiento económico de Colombia durante el 2023, que fue del débil 0,6%, estuvo por debajo de lo esperado por el mercado e, incluso, del 1% pronosticado por ANIF.

En el cuarto trimestre la economía creció apenas 0,3%, frente al mismo periodo del 2022. Indudablemente, dice el análisis de ANIF, es un resultado que preocupa, pues se ha puesto en evidencia la fragilidad de la economía ante un escenario de tasas de interés altas. También es importante notar que, parte del desface entre las proyecciones de los analistas y el dato oficial, se da por una revisión a la baja de los trimestres previos. Lo anterior demuestra que el debilitamiento de la actividad económica ha sido más fuerte de lo anticipado, el crecimiento bajo o nulo durante la última parte reintroduce la preocupación de una eventual recesión.

Durante el cuarto trimestre de 2023 el sector agropecuario fue uno de los principales motores del crecimiento, con una variación de 6,0% frente al mismo periodo de 2022. Superados los choques de oferta de 2022, el sector se ha mostrado resiliente a la desaceleración económica durante la segunda parte del año. La producción de café y otros cultivos del agro han impulsado este sector, que en el primer trimestre del 2024 tendrá que enfrentarse al endurecimiento del Fenómeno del Niño.

Por su parte, el sector minero ha tenido un buen comportamiento a lo largo del año, favorecido por precios altos del petróleo y del carbón y un buen desempeño en la producción. Aún con todo lo anterior, el sector no ha logrado recuperarse a sus niveles pre-pandemia.

La industria fue uno de los sectores de peor desempeño durante el 2023, cayendo 3,5% frente a 2022. La desaceleración en la demanda interna y externa ha llevado a que sea uno de los sectores más golpeados del 2023, contribuyendo -0.6pp a la variación total del PIB en 2023.

La industria textil y las ramas relacionados con la economía vehicular han sido las más golpeadas. No solo han sufrido una caída en sus ventas y en su producción, sino también en empleo.

Por su parte, la construcción fue la rama de mayor contracción respecto al 2022 con una caída de 4,2% en el valor agregado. El mal desempeño se explica en gran parte por el menor dinamismo de las edificaciones de vivienda y la baja ejecución de obras de civiles.

Entre tanto, comercio, transporte y turismo presentaron una caída en su producción del 2,8% en comparación al 2022. El 2023 fue un año duro para este sector, altas tasas de inflación y el costo del crédito afectaron el consumo de los hogares que, ante un apretón en sus finanzas, redujeron el consumo de bienes durables y el gasto en restaurantes y hoteles.

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