Más vale ponerse una vez colorado, que ciento descolorido

Por en marzo 14, 2019

Opinión Por Aura Isabel Olano

Este refrán aconseja asumir con decisión y de una vez por todas, determinaciones para poner freno a situaciones que no pueden continuar y, para cambiarlas, se requiere de responsabilidad.

Traigo a colación esta frase popular que interpreta el pensamiento de la inmensa mayoría de payaneses que quiere que el Gobierno Nacional y la dirigencia indígena revisen los más de mil acuerdos que ministros de varios gobiernos firmaron de prisa y a oscuras en la vía Panamericana para, supuestamente, salir rápido de un problema “social” y sin desgaste político, dejándole al Estado una inmensa deuda que luego, vía impuestos, todos los colombianos asumieran.

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“El de atrás paga”, ha sido la consigna y, obviamente, como muchos de esos desbordados acuerdos, sin reglas claras, sin costo-beneficio y con poco presupuesto, no los podían cumplir en su totalidad los gobiernos, pues se fueron acumulando, situación que ha venido jugando en favor de organizaciones como el CRIC que, en cada coyuntura, comienzan a presionar al Ejecutivo y a chantajearlo con la toma de la única vía principal, además internacional que tiene el Departamento, que la convirtieron en un gran activo, en detrimento del desarrollo económico de la región y de sus habitantes, aspecto que a los indígenas los tiene sin cuidado, porque dan por sentado que todo se lo merecen y lo exigen a la brava.

Ante los supuestos incumplimientos de los acuerdos, y digo supuestos, porque  los demás caucanos y colombianos no los conocemos a ciencia cierta, hay que remitirse a las actas que han firmado, muchas de ellas al calor del chirrinche, y revisar con los ministerios y otras entidades del Estado, en especial del área rural, a qué se comprometieron con las comunidades indígenas, qué les han cumplido, qué les deben y en cuánto va la cuenta que se paga con nuestros impuestos.

En cada movilización indígena, varias de ellas han sido azuzadas por mandatarios regionales que ahora tienen amnesia, se le adicionan más exigencias, como quien agrega cositas varias a la lista del mercado, lo que es muy complicado de cumplir. De ahí que se requiera hacer una especie de corte de cuentas consultando el beneficio real para las comunidades de base y, obviamente, el presupuesto de inversión.

Para ello se requiere que la dirigencia indígena se deshaga de su halo de importancia,   convenga con el Gobierno Nacional revisar los acuerdos y que reflexione sobre los derechos que tenemos los demás mortales. También que sea consciente de todos los recursos que en tierras, transferencias, subsidios y demás aportes le ha prodigado el Estado, beneficios a los que no han accedido otros ciudadanos con iguales derechos.

Si los dirigentes indígenas y quienes los asesoran, continúan de manera déspota y hasta segregacionista  desconociendo a los demás habitantes del Cauca, prueba de ello son los bloqueos a la Panamericana, sin importar los graves perjuicios que les causan en todo sentido, creer que todo el territorio del Departamento les pertenece, además de un sinnúmero de prebendas, esa inmensa mayoría que ha sido paciente y hasta solidaria, seguramente no lo va a seguir siendo. Tanto va el cántaro al agua, hasta que por fin se rompe, decían los abuelos.

El Gobierno Duque ha dicho que atenderá con responsabilidad las necesidades de las comunidades indígenas del Cauca, y eso es lo que se debe hacer, no más acuerdos de carretera ni firmas bajo presión, tampoco interminables diálogos. Más vale ponerse una vez colorado, que ciento descolorido.

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