Indígena Misak, con su arte ancestral construyó su destino como emprendedor

Por en julio 7, 2023

Wilson Calambás, a través de sus tejidos le dio vida al Almacén y confección Misak Srailø, en Silvia, Cauca.

En la vereda El tejar, ubicada a media hora de la cabecera municipal de Silvia, municipio del Cauca, una idea de negocio se tejió desde el orgullo de pertenecer al pueblo indígena Misak y la visión de un microempresario, Wilson Calambás, a quien salir de su resguardo a la capital del país le abrió la mente para regresar a su comunidad a emprender, destacando el arte y la cosmogonía de su etnia, con lo que le dio vida a su ‘Almacén y confección Misak Srailø, Tejidos Misak’.

Las micro, pequeñas y medianas empresas (Mipymes), contribuyen al desarrollo sostenible y a la economía global, y el propósito de Empropaz, es destacar la importancia de crear oportunidades para su crecimiento y consolidación, especialmente en zonas vulnerables, como muchas regiones de Colombia, en las que la creación de una microempresa representa el sustento de una familia y el desarrollo de toda una comunidad. 

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Es el caso de Wilson y su familia, quienes fabrican y venden artesanías, además de prendas propias de su comunidad, elaboradas por ellos a partir de los conocimientos heredados de sus ancestros y que se siguen transmitiendo de generación en generación.

Su negocio ha ido creciendo, en gran parte por contactos y alianzas que Wilson ha hecho, también por la participación en ferias, como las de la Asociación Colombiana de Agencias de Viajes y Turismo (Anato), ventas por redes sociales y, recientemente, gracias a un amigo de su comunidad que vive en Estados Unidos, hizo su primer envío hacia ese país. Wilson es beneficiario del programa Emprendimientos Productivos para la Paz (Empropaz), una iniciativa que es liderada por Bancamía, entidad de la Fundación Microfinanzas BBVA, en alianza con USAID, la cual busca impulsar el fortalecimiento de empresas y el nacimiento de nuevos negocios, específicamente en 92 municipios de 17 departamentos, afectados por la violencia y la pobreza, en los cuales han impactado a 194.000 personas con formación especializada y procesos de inclusión financiera en condiciones especiales.

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“En estos casi 15 años nos hemos interesado por entender a los microempresarios, conocer de primera mano sus condiciones sociales, identificar de forma clara sus limitaciones, y así, en adelante, cómo desde nuestra oferta de valor proponemos resolverlas. La inclusión financiera debe partir de una amplia mirada, hay que ir más allá de lo financiero, como lo hemos hecho con Wilson, porque solo así nuestro modelo de acompañamiento podrá tener una mejor tasa de éxito que redunde en un mejoramiento de su calidad de vida”, señaló Viviana Araque Mendoza, presidenta ejecutiva de Bancamía.

A partir del acompañamiento a través de Empropaz, Wilson cuenta que implementó un libro contable para tener control de sus ingresos y egresos, desarrolló estrategias de mercadeo para generar contactos y dar a conocer sus productos en otros municipios del Cauca, a través de ferias departamentales, pero también en otras ciudades como Barranquilla, Armenia y Bogotá, a las que envía mercancía, especialmente mochilas, gracias a las redes sociales.

De hecho, la comunicación con sus clientes en Colombia y otras partes del mundo ha sido posible con un computador que compró por medio del crédito de fortalecimiento al que accedió con Bancamía, el cual también invirtió en máquinas para hacer los procesos de confección de la indumentaria tradicional de una manera más tecnificada dentro de su Resguardo de Guambía, en el que habitan 13.000 Misak, con el objetivo de ahorrar tiempo, especialmente, en las épocas del año que tiene más pedidos.

Adquirió materia prima para cumplir con los pedidos y poder ofrecer más productos, de los que se siente orgulloso, puesto que, a partir de ellos, las personas entienden su cosmogonía como pueblo indígena a partir de los diseños, colores y técnicas empleados. Viendo el valor y el interés que esto genera, Wilson identificó un servicio turístico que ahora ofrece, denominado la ‘Ruta del Tejido Misak’. “Obtener un crédito nos fortaleció porque teníamos muchas cosas para ofrecer, pero nos hacía falta el recurso para seguir creciendo. A veces teníamos mucho pedido, pero quedábamos mal porque necesitábamos materia prima y una fileteadora para coser de manera más rápida el traje del Misak, que nuestros mayores hacían a mano y quita bastante tiempo. Las capacitaciones me fortalecieron mucho en lo familiar, ver que mi esposa es un gran apoyo también en el negocio. La parte contable, administrativa y el mercadeo me han servido mucho, incluso lo replico a otros compañeros”. 

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