Granadillas del Quijo y enlucimiento de fachadas son el preludio de la Semana Santa en Popayán

Por en abril 9, 2022


A la ciudad Blanca y a su gente se les devolvió la semana más esperada, que estuvo suspendida por dos largos y complejos años de pandemia.

Ni en las guerras civiles, tampoco como consecuencia del terremoto que semidestruyó a Popayán en 1983 y afectó en gran medida al sector histórico, dejaron de desfilar las procesiones de Popayán, solo se suspendieron Jueves y Viernes Santos de ese fatídico año, pero sí lo logró en el 2020 y 2021 la pandemia provocada por el coronavirus que causó el Covid 19. Fue como si todos los cargueros la hubieran “pedido” al unísono. 

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Así como resurgió la celebración de la Semana Santa con sus procesiones en el año 1984 aún en medio de construcciones derruidas, pero enlucidas, en este 2022 los desfiles sacros comenzaron con la procesión de La Virgen de Los Dolores, el pasado viernes. Abre la Semana Santa, la procesión de La Eucaristía del Lunes Santo, recuperada en el 2017 por un grupo de payaneses, a la cabeza del arquitecto Luis Eduardo Ayerbe González, quien preside la Junta Procesional del Lunes Santo.

Granadillas y enlucimiento

A comienzos de este mes de abril, en numerosas esquinas de la ciudad brotaron las ansiadas granadillas del Quijo, que son el preludio de la Semana Santa y que en esta ocasión las aromáticas passifloras confirmaron la magna festividad de los payanes, como también lo había hecho el enlucimiento de fachadas en el sector histórico, que necesitaron mucha pintura, luego de ser agredidas por unos cuantos vándalos.   

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El enlucimiento de fachadas forma parte de la tradición semanasantera. En el siglo XVII el civismo y ornato se impusieron como norma para darle realce a la celebración religiosa.


El enlucimiento de fachadas, es una tradición que data del siglo XVII, cuando se impusieron como norma para darle realce a la celebración religiosa.

Una especie de decreto municipal, el cual reposa en el Archivo Histórico de la Universidad del Cauca, ordena el enlucimiento de la ciudad. En el documento fechado el 29 de marzo de 1675, el maestro de campo Don Miguel García, gobernador y capitán general de las provincias y Gobernación de Popayán, ordena que todas las personas, vecinos y moradores limpien cada cual la parte que le pertenece de la calle y solar, “dejándolas buenas y tratables como es notorio, atendiendo a que el presente tiempo es cercano a la Semana Santa y que las procesiones de ella han de andar por las calles…”

La pena establecida para quien incumpliera esa disposición oficial, era de cuatro patacones, suma que se destinaba para cera del Monumento. 

La encalada de las paredes para blanquearlas y la gran cosecha de las granadillas del Quijo, son el primer aviso de que la Semana Santa está cerca, así como el personaje del Barrendero, tras dejar las calles inmaculadas, anuncia que se aproxima la procesión.  

En la iglesia de La Encarnación se armó el paso de Los Azotes, de la procesión del Miércoles Santo.

Armada de pasos      

Para síndicos y cargueros, la armada de los pasos es un ritual que atienden con devoción y afecto por su tradición. Por siglos ha sido así, y con mayor razón en este 2022 cuando esta celebración llega a sus 466 años, luego de ese largo receso que los mantuvo en la incertidumbre.

Baúl antiguo en donde el síndico de Los Azotes guarda las Mallas del paso, que son medallones en plata repujada que se colocan entre vela y vela en contorno del paso.

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