¿Furia de la naturaleza o falta de diligencia?

Por en febrero 10, 2022

Por Jairo Hernán Ortíz Ocampo

Cuanto más pobre es un país, sus gobiernos más naturalizan sus problemáticas sociales y económicas y más rápidamente se alejan de la premisa de que todas las causas de la pobreza, de la desigualdad y de la exclusión han sido generadas por malas decisiones políticas y por la poca diligencia para solucionarlas. 

En otras palabras, los desastres sociales no son naturales. Ni la pobreza, ni la desigualdad, ni la marginalidad son producto de la naturaleza y mucho menos son producto del destino o de fuerzas divinas.

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Tres tragedias producidas en el país son el reflejo de esa incapacidad política para actuar de manera pronta y oportuna: la de Mocoa (Putumayo) en el año 2017 que dejó 312 muertos y 100 desaparecidos; la del Municipio de Rosas (Cauca) ocurrida el 21 de abril de 2019, que  dejó más de 28 muertos y más de 40 desaparecidos y la reciente, ocurrida el martes 8 de febrero en Dosquebradas (Risaralda), se desbordó el río Otún generando deslizamientos de lodo y piedras y sepultó varias casas ubicadas en la ladera; a la fecha se registran 16 muertos y más de 20 heridos.

En Mocoa se desbordaron los ríos Mocoa, Sangoyaco y Mulatos que pasan por la ciudad y arrasaron varios barrios. Según la gobernadora y el alcalde de esa época, Sorrel Aroca Rodríguez y José Antonio Castro Meléndez, la causa de la tragedia obedeció a las fuertes lluvias que hizo que se desbordaran los ríos. Para el caso de la avalancha en el Municipio de Rosas, Cauca, más concretamente en la vereda Portachuelo, a un kilómetro de la cabecera municipal, se evidenció la misma situación y se adjudicó la causa a las fuertes lluvias. En la tragedia de Dosquebradas, Carlos Maya, alcalde Pereira, arguye que la tragedia se presentó por una situación del terreno luego de más de doce horas continuas de lluvias.

El común denominador en las tres tragedias: los gobiernos locales y departamentales le atribuyen la responsabilidad de lo que ocurrió a un fenómeno natural; al parecer, según ellos, es la causa principal de los nefastos resultados y de las pérdidas de vidas humanas.

No señores, ustedes por tener la posición de garantes debieron actuar con diligencia para proteger la vida de las personas asentadas en las zonas de riesgo, debieron activar un plan de gestión de riesgo de desastres y/o un sistema de alertas tempranas, de igual modo debieron diseñar estrategias para la prevención y respuesta a emergencias, pero sobre todo debieron evidenciar el grado de vulnerabilidad de la población asentadas en las laderas de los ríos con un Plan de Ordenamiento Territorial, que habría podido corregir tal situación. 

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En Putumayo, Cauca y Risaralda, regiones en donde se produjeron esas tres tragedias, cuentan con gobernadores, alcaldes, concejales, diputados, defensor de pueblo, personeros, en fin, un gran aparato burocrático. Pero, eso sí, carecen de Planes de Ordenamiento Territoriales, de políticas públicas de prevención de desastres y de alertas tempranas. 

La causa de las tragedias no fue la intensidad de la lluvia, sino que no se hizo lo que debía hacerse, no se tomaron las medidas necesarias para evitar las muertes registradas, más aún cuando era previsible y había posibilidades altas de que se produjeran desastres como los que evidentemente ocurrieron.  

No hay que obviar que el país actualmente se encuentra en una crisis de planes de ordenamiento territorial: 853 municipios tienen desactualizados sus Planes de Ordenamiento Territorial (POT), de los 1.100 municipios que componen el territorio nacional. Entre estos, están los municipios donde fueron registradas las tres tragedias a las que hemos hecho referencia. De igual modo se evidenció la ausencia de políticas de prevención y de alertas tempranas que han hecho que la avalancha tenga el resultado tan lamentable que conocemos.

¿Furia de la naturaleza? No. Igual que en el caso de Mocoa y Rosas, en Dosquebradas no se hizo lo que se tenía que hacer. No se actuó con diligencia. 

Es por ello que se debe desnaturalizar las problemáticas sociales y buscar de manera efectiva y diligente sus soluciones, para evitar, de una vez por todas, que se sigan presentando tragedias como la que en esta semana ha enlutado al país.

(*) Docente Programa de Ciencia Política

Universidad del Cauca

jhernanortiz@hotmail.com

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