El orden, a las patadas

Por en noviembre 11, 2018

Columna de opinión por:  Juan Francisco Muñoz Olano

Más de doscientos mil jóvenes del Cauca y de otros departamentos, entre los dieciocho y los veintinueve años de edad, podrían ver seriamente afectado su futuro si la situación de desfinanciamiento de las universidades públicas continúa.

Teniendo en cuenta la elocuencia de esta simple cifra, los campamentos asentados durante semanas en el Parque Caldas de Popayán, parecen de los más justificados, si representan a esas voces  de cientos de miles de jóvenes, voces que no logran ser escuchadas fácilmente. Es por esto que resulta desconcertante imaginar que el personero y el alcalde de Popayán, ciudad que siempre ha enarbolado la dignidad de ser universitaria y educada, decidieran aplicar el orden, pero a las patadas. Exigir el uno, y ordenar el otro, desalojar a la fuerza y violentamente a los estudiantes con una decisión autoritaria y desproporcionada. Y es que no es cierto que desalojar a los protestantes significara un acto benevolente con los habitantes de Popayán, cuando se sacrifica la libertad de expresión de las futuras generaciones, ante justa causa, a cambio de hacer caso perentorio, casi robótico, sin verdadera voluntad o algún acertado juicio, ante las presiones de quienes ven con desinterés y apatía que los problemas de la educación superior son problemas de todos.

PUBLICIDAD

La presión del personero de Popayán, Carlos Vivas, por desalojar a los protestantes, ha sido documentada en los medios de comunicación, tanto locales como nacionales. Recuerda esa presteza por criminalizar la protesta social, propia en años anteriores del expresidente Uribe. También nos recuerda las declaraciones del ex ministro de defensa Luis Carlos Villegas, cuando le restaba gravedad a los asesinatos de líderes sociales, al decir que eran líos de faldas. O  las declaraciones cínicas del ministro de Defensa, Guillermo Botero, cuando calificó unas protestas de buenas, y otras de malas, de acuerdo con sus idearios y visiones políticas personales; y finalmente, a las declaraciones recientes del mismo presidente Duque, cuando metiendo en el mismo costal todas las protestas a nivel nacional, afirmó en televisión nacional que estos eran solo actos de vándalos. El personero de Popayán pareciera representar más una línea política ideológica del Centro Democrático y sus seguidores, que representar a toda la población civil, particularmente a estos cientos de miles de jóvenes y sus respectivas familias.

Además, es de resaltar que el testimonio de quienes dirigieron las acciones del Esmad y de la policía, con respecto a haber recibido ataques y provocaciones por parte de encapuchados infiltrados en las protestas, no justifican en la menor medida la acción violenta de los agentes de control social del Municipio de Popayán, ni las decisiones e influencias de los funcionarios públicos, responsables directos de una desbandada de actos ignominiosos contra la población civil. Y es que en esta era de miles de vigilantes cámaras celulares conectadas a Internet, han hablado por sí solos los videos que lograron registrar la insensatez de estas decisiones, generando consecuencias ante las cuales el alcalde, César Cristian Gómez, el personero de la ciudad y el comandante de la policía debieron dar respuestas convincentes.

Los hechos fueron vergonzosos, y más las decisiones de los funcionarios públicos involucrados en el consejo que originó estas situaciones.

 

You must be logged in to post a comment Login

Leave a Reply