Y el Cauca y su riqueza, ¿para quién?

Por en diciembre 1, 2015

El Cauca no ha pasado de la quejadera a la acción, de la resignación al análisis serio de sus verdaderos problemas, de la indiferencia al trabajo en equipo, porque entre sus grandes males y talanqueras están el individualismo, la politiquería al menudeo, la miopía en lo económico, político, social y medioambiental.

Este Departamento tiene que exorcizarse, dejar de lado los temas tabú, enfrentarlos y reorientar su destino. No es posible que una región dotada de innumerables e invaluables riquezas naturales, una fábrica de agua en donde nacen los principales ríos de Colombia, la estrella fluvial, sus aguas no hayan sido aprovechadas para el desarrollo energético de la región y del país, con la construcción de la hidroeléctrica Arrieros del Micay, megaproyecto propuesto desde la década de los años 50 y que cuenta con estudios de prefactibilidad y factibilidad que deben estar en un polvoriento anaquel de la CRC. Igualmente, la de Julumito que desarrollaría además el turismo en Popayán y su meseta.

Pero hoy, sus aguas están contaminadas con las sustancias que utilizan los narcotraficantes para producir las sustancias que envenenan al mundo; en el litoral Pacífico se ha arrasado con la otrora gran reserva forestal, se ha traficado con sus valiosas maderas nativas y se han establecido complejos cocoqueros, como en otras regiones del Cauca. Ni qué decir de la minería, explotada desde décadas de manera ilegal, en los años 90 y quizás desde antes las retroexcavadoras eran de rusos que se llevaron buena parte del oro que hoy está en manos de guerrilleros, bacrines y de toda clase de delincuentes que han sometido y esclavizado a la población. Denunciar y hacer visible esa espantosa realidad produce amenazas, como acaba de ocurrir con el periodista Edison Bolaños, a quien le expresamos nuestra solidaridad.

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Del Cauca y su riqueza se han venido aprovechando todos los que han querido, con el agravante de que unos pocos creen que todo les pertenece, como si este Departamento no estuviera tachonado de mil colores. Eso es parte del mito y del tabú que es necesario develar, porque el Cauca no se puede seguir parcelando, instigado por trasnochados ideólogos que se han lucrado durante décadas utilizando a comunidades que permanecen subyugadas. Dividir para reinar.

Sin embargo, la miopía de la mal llamada clase dirigente empeora, su incapacidad para unir, para crear, para trabajar en torno a intereses generales, para sacar a la población de su postración y de las garras de quienes pretenden mantener ese statu quo, es total.

Con el Cauca han venido haciendo lo que se les ha antojado, de ahí que padezca tantos males, incluso de los que son insólitos en el resto del país, razón por la cual lo miran como conflictivo, que no le aporta al PIB nacional, y lo pasan por encima en cuanto a megaproyectos, como es el caso reciente de la suspendida obra de la carretera Panamericana, en el sector comprendido entre Popayán y Chachagüí, en Nariño. Paradójicamente por estos días el Gobierno Nacional ha anunciado el inicio de grandes obras viales, llamadas 4G, en distintos sectores del país, como la Autopista Conexión Pacífico 3, que contrario a lo podríamos imaginar, no toca al Cauca, unirá la vía de Antioquia, al Eje Cafetero con las carreteras del Valle.

Airados los caucanos nos limitamos a enviar cartas, cerros de ellas hemos remitido desde hace años a los ministerios, institutos descentralizados y al mismísimo despacho presidencial, sin mayor o ningún efecto. Definitivamente el Cauca no tiene dolientes y mucho menos vocería. Seguirá, entonces, con sus indicadores económicos a la baja, en particular en los que se destacaba este Departamento, como eran los sectores agropecuario y minero, hoy tomados por avivatos e ilegales.

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