Senadora Paloma Valencia busca la reelección y hace balance de su gestión legislativa

Por en marzo 10, 2022

La dirigente fustiga a la clase política del Cauca, de la que dice, que no propone trasformaciones de fondo, que solo le interesa el poder de la contratación pública.

Por Alberto Muñoz Olano

La senadora Paloma Valencia, oriunda de Popayán, dialogó de manera amplia con este portal acerca de su labor legislativa, de los proyectos de Ley que sacó adelante y de otros que están a punto de convertirse en leyes de la República. Ella, con el número 10 del Centro Democrático, busca mantener su curul en el Senado. Habló de los problemas que le aquejan al Cauca e hizo una dura crítica a la clase política del Departamento.

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Senadora, ¿por qué quiere volver al Congreso?

P.V. Me he puesto La 10 y creo que he logrado meter muchos goles a favor de los colombianos, que me conocen porque estoy en todos los debates tratando de sacar adelante las ideas en que creo y defiendo. 

L.C. ¿Qué iniciativas ha logrado sacar adelante?

P.V. Primero, la ley de la panela que abrió el espacio y la posibilidad para la producción de licores artesanales por parte de los trapiches de economía campesina. Cuando los caucanos nos tomamos un aguardiente solemos decir: “estamos tomando el trago de mi tierra”. No, el alcohol es importado del Ecuador. Vamos a impulsar la producción de alcoholes extraídos de la caña de azúcar caucana, buscando la fabricación de nuevos licores con denominación de origen y vocación exportadora. Esta ley ayudará a los 15.000 paneleros del Cauca para diversificar su producto, además, servirá como punto de atracción para el turismo a nuestras diferentes zonas regionales. Gracias a la Ley de la Panela se podrá construir una planta de Viches, bebida alcohólica artesanal típica del pacífico colombiano, como Timbiquí. Ya tenemos la primera planta destiladora en Colombia de origen campesino en Santander de Quilichao que gestioné. 

L.C. ¿En qué otros proyectos de Ley ha trabajado?

P.V. Soy la coautora del fuero penal militar e incluí que los policías y militares pasen a la justicia ordinaria, sean juzgados por DIH, normas que corresponden al combate y no con el código penal que generó algunas injusticias contra nuestros hombres de la fuerza pública.

También logré incluir el sector ambiental en las regalías, lo que significó duplicar su presupuesto con miras a proteger la Amazonía y los ecosistemas estratégicos de nuestro país. Logré que el 5% de los impuestos del carbono se dediquen a la lucha en contra de la deforestación amazónica y logramos sacar adelante varias iniciativas que le han servido a Colombia. Fue mi proposición la que hundió el voto electrónico en Colombia y le dio prelación al voto físico.

Voté siempre y a veces de forma solitaria en contra de los proyectos que creaban burocracia o más gastos para los colombianos.

Radiqué el proyecto de reducción del 50% del Congreso, he sido autora y ponente del proyecto para congelar los salarios de los congresistas. He radicado en tres ocasiones la reforma a la justicia, eso me pone como la senadora que a título individual presentó una reforma de ese tamaño, y aunque se conoce como la reforma del Centro Democrático, en realidad es trabajo de Paloma Valencia.

Al mismo tiempo he venido trabajando en otros proyectos muy importantes y en pocos meses les podré dar la noticia a los caucanos y demás colombianos, que La Escalera de la Formalidad será una nueva ley de la República.

Tengo radicado el proyecto para reformar el crédito agropecuario, el proyecto para las madres cabeza de hogar denominado Estado Contigo, el proyecto para defender la competencia, entre otros.


L.C. ¿Qué es la escalera de la formalidad?

P.V. La escalera de la formalidad está a un debate de convertirse en Ley de la República, consiste en crear una escalera entre la informalidad y la formalidad. Recordemos que ser formal en Colombia representa hacer 25 trámites que equivalen entre el 32% y el 47% de las utilidades brutas de un negocio, eso explica por qué los pequeños negocios no pueden formalizarse, por eso el 80% de las MiPymes está en la informalidad. ¿Qué queremos? Tener al menos cinco escalones para iniciar la formalidad y de esa manera acceder a los créditos, a las políticas públicas y que el Estado pueda tener en cuenta esa fracción de la economía que es la más grande de todas, excluida actualmente por ser informal. 

El proyecto de la escalera de la informalidad, creemos, va a tener un impacto muy positivo en términos de reactivación económica, abrir espacios y oportunidades para que todos tengan derecho a participar en la economía y que los trámites no le impidan a la gente tener su negocio formal propio.

L.C. ¿De qué se trata el proyecto Estado Contigo para las madres cabeza de hogar?

P.V. Es uno de los temas más tristes que tiene Colombia, el 37% de los hogares colombianos está conformado por una madre sola, porque las dejan totalmente solas. 

Cuando el ICBF le quitan el niño a una madre, además del efecto traumático y los problemas que conlleva, también le cuesta al Estado $ 1’500.000 pero, con ese dinero le podría solucionar muchos problemas a esas madres cabeza de hogar que no tienen ninguna protección especial. Queremos que el Estado esté con ellas, no en contra, para eso se crearía un mecanismo para el cuidado completo. Al estar solas, ¿quién le cuida al niño cuando va a trabajar? Si gana menos del salario mínimo, ¿cómo paga para que se lo cuiden? Se necesitaría que el ICBF tenga los hogares de cuidado para que esos niños estén protegidos y les den alimentación, así la mujer podrá trabajar tranquila. 


Segundo, necesitamos una gran base de datos para identificar a las mujeres cabeza de hogar, para que empresarios comprometidos con las causas sociales puedan priorizarlas y contratarlas. 

Tercero, que el Estado pueda tener una puerta dedicada solamente a las madres cabeza de hogar en el ICBF para los casos de vulneración de sus derechos, y al no poder salir de la pobreza el Estado pueda incluirlas en los programas sociales basándose en la calificación que le daría el ICBF.

L.C. Hay controversia respecto al acto legislativo que defiende el fuero penal militar.  ¿Cuál es su postura al respecto?

P.V. El proyecto de seguridad ciudadana es el más importante que ha aprobado el Gobierno, ayuda a distinguir entre la protesta y el vandalismo, pone límites claros acerca de qué es legítimo en una protesta y qué no lo es. La protesta es un derecho que emana de la libertad de asociación y la afiliación política que escoge cada persona, el paro no puede ser obligatorio, no puede incluir bloqueos, violencia o destrucción de los bienes públicos.

La ley de orden público va a servir sustantivamente para que podamos separar la acción violenta del derecho a la protesta.


L.C. En ese sentido, ¿cuál es el aporte en particular para el Cauca?

P.V. Hay dos artículos que son muy importantes, referentes a la contención de la violencia, a la invasión de tierras y la toma violenta de propiedades que se ha vivido en el Cauca.

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L.C. ¿Qué gestiones ha hecho usted ante el Gobierno para lograr la tan esperada doble calzada Popayán – Santander de Quilichao?

P.V. Se están haciendo los trámites finales de las licencias ambientales que hacen falta. Es un compromiso de este Gobierno para dejar viabilizado, financiado y aprobado antes que termine su periodo. Es importante, porque si no se hace ahora, el próximo Gobierno demoraría los procesos al retomar y revisar todo el procedimiento.

Quiero agregar, que la carretera Coconuco-Paletará-Isnos, relacionada con el escándalo de Centros Poblados que aún tiene comprometido el 25% de esa vía, la firma que tiene el contrato debe cederlo y queremos que eso se logre rápidamente, antes de terminar este Gobierno.

L.C. Los caucanos están muy preocupados y desmotivados por la afectación de la economía y la vida normal de la gente a causa del recurrente bloqueo de la Panamericana. Dicen que ha sido más perjudicial que la misma pandemia. ¿Qué se puede hacer al respecto?

P.V. La ciudadanía sabe que el único congresista del Cauca que protestó por el cierre de las vías y pidió la intervención del Gobierno para abrirlas de forma inmediata, fui yo.

Por cada cierre de la vía y por la invasión de las tierras, las empresas se van, no quieren seguir invirtiendo en el Cauca, se llevan su capital al Valle y al Eje Cafetero, así aumenta el desempleo entre los caucanos, se pierden los trabajos y crece la pobreza.

Pero eso no le interesa a la clase política caucana, porque tiene el poder de la contratación en alcaldías, gobernaciones, institutos, etc., y aprovecha la necesidad de la gente de tener un contrato, un empleo y en contraprestación está su voto y los de sus familiares.

Creo en el empleo del sector privado y creo que el Cauca necesita dar las garantías para que el sector privado vuelva. Si logramos que no se cierren las vías, las empresas podrán invertir nuevamente en el Departamento. Por eso he venido trabajando en una iniciativa con todos los gremios del sector privado en una similar Ley Páez. Aún no hemos podido sacar adelante el proyecto, entre tanto estamos trabajando para que el Departamento del Cauca sea incluido en las Zonas Especiales, si lo aceptan, el beneficio estará en la rebaja de impuestos a empresas que creen empleo en el territorio caucano. Será muy significativo porque, adicionalmente, el Gobierno por intermedio del Congreso logró la aprobación de una norma que otorgaría un 30% del valor del salario al contratar un joven y el 10% al contratar una mujer. Eso generaría un gran boom de empleo para los jóvenes en el Departamento, si logramos introducir al Cauca en la lista de las Zonas Especiales. Pero el compromiso debe ser que no haya cierre de vías, porque si las siguen cerrando, el Departamento seguirá sumergido en la pobreza.

L.C. Es muy visible en Popayán y otras poblaciones del Cauca la circulación del dinero del narcotráfico, lo que afecta la economía y genera una competencia desleal en algunos sectores, debido al lavado de activos. ¿Qué debe hacer el Gobierno, tanto nacional como departamental?

P.V. El narcotráfico en el Cauca es evidente, se habla de cantidades de dinero circulante en efectivo. Hay un decir en Popayán cuando algunas personas solo quieren pagar en efectivo: “hay que quitarle el musgo a la plata”. Pero lo grave de ese fenómeno es la violencia que trae, porque la plata del narcotráfico, en el sentir de la gente, aparentemente les está dando un alivio. Pero detrás de ese dinero están todos los fusiles de los grupos ilegales y por eso son el boleteo, los asesinatos de líderes indígenas y de líderes sociales.

El problema del narcotráfico no es solo la plata, es una maldición, las personas son atraídas por el dinero, pero después el costo se da cuando les reclutan un hijo, le violan una hija, además de los secuestros. El narcotráfico es el enemigo más grande que tiene Colombia y para sacar al Cauca de ese problema, tenemos una alternativa: lograr que los productos del programa de sustitución de cultivos tengan precios diferenciados y garantizados. Que el campesino sepa que, si siembra, no se va a quebrar. Esa alternativa sostenible hace que se pasen a la legalidad y se queden en ella, así los violentos se irán de sus territorios.

L.C. ¿Pero, de qué sirve si el Cauca carece de vías terciarias para transportar los productos?

P.V. El Cauca no tiene vías terciarias. He contribuido para que se construyan en Piendamó, El Tambo y Timbío, vengo trabajando para lograr que se construyan más vías terciarias. El país está rezagado en esa infraestructura, porque en el Gobierno de Santos no se construyeron. También debemos ser más creativos, instalar cables aéreos en zonas de alta montaña para transportar las cosechas y los insumos, a costos muy bajos. Tecnologías que se usan en otros lados y que debemos implementar. 

Por otro lado, el Departamento del Cauca recibe gran cantidad de dinero en regalías y pareciera que se lo gastan en elecciones de congresistas. Hay que lograr que la plata se invierta en los proyectos de infraestructura que necesita el Departamento.

L.C. ¿Cómo le va a la capital del Cauca?

P.V. Uno ve a Popayán muy fregada; es una ciudad sin un sector productivo que está languideciendo, con pobreza, alto desempleo, sin oportunidades, con jóvenes frustrados al no encontrar qué hacer. Si el Cauca padece mucho estos males, podemos decir que Popayán sufre mayormente este embate; se han ido empresas como Alpina que generaban empleos, bienestar e identidad. El Cauca se está quedando rezagado en Colombia y los caucanos tenemos que entender que la única manera de superar la pobreza es con riqueza y que la riqueza la produce el sector privado. Si el caucano no entiende esa máxima, que no es de Paloma Valencia, es de la economía mundial, no saldremos de la pobreza. Le duele a uno ver que los grandes talentos del Departamento terminan yéndose a buscar oportunidades en otras regiones del país y del mundo.

L.C. ¿En qué está la dirigencia política del Cauca?

P.V. Yo diría que se ha acostumbrado a que la política sea para, simplemente, estar en ella. No se proponen trasformaciones de fondo, la política solo tiene sentido si le va a cambiar la vida a la gente. Me parece que en el Cauca se les ha olvidado para qué se hace la política, creen que es para pertenecer a un grupo, reelegirse y ganar otra elección, pero no se están concentrando en hacer, coordinar lo que no está coordinado, no se ve liderazgo. 

L.C. Hay quienes dicen en el Cauca que no votan por Paloma Valencia porque es férrea defensora de Álvaro Uribe Vélez, que es un mal para el país. ¿Qué piensa al respecto?

P.V. Entiendo que a mucha gente no le guste Álvaro Uribe, están en su derecho, porque la política es eso. Pero decir que es un mal para el país es desconocer las realidades de lo que fue el gobierno del presidente Uribe, que redujo en un 46% el índice de homicidios, que desmovilizó a 56.000 hombres armados, cuando Santos solo desmovilizó 9.000.

El presidente Uribe logró coberturas en salud y educación, permitiéndole al país tener hoy coberturas casi totales en esos sectores. Pero aquí lo que importa es lo que está haciendo Paloma Valencia, que me comparen con otros congresistas y piensen qué es lo que más le sirve a Colombia.

L.C. El Cauca es uno de los departamentos más ricos en recursos naturales, contra los que se está atentando, hay denuncias al respecto y acusan a la CRC de ser dura con los legales y laxa con los ilegales. ¿Qué sabe al respecto?

P.V. Así es, uno ve un problema muy grande no solo en el Cauca, sino en el país en torno a las Corporaciones Autónomas Regionales que son feudos politiqueros que no se dedican a defender el medio ambiente, sino a generar contratos de prestación de servicios con los amigos de los políticos, sobre todo en vísperas electorales. Por eso hice el esfuerzo de meter el sector nacional ambiental en las regalías para tener una política ambiental más seria.

Lo que está pasando con la minería ilegal en el Cauca por la destrucción de los ríos, es absolutamente inaceptable. El agua tiene un valor incuantificable para el ser humano, la agricultura y las demás especies. Tener los ríos llenos de mercurio y dragas destruyendo los cauces, habla de un descuido no solo de la CRC, también de la dirigencia departamental que pareciera no ver lo que pasa en su territorio.

L.C. ¿Por qué en sectores de la juventud ven a la derecha como el monstruo destructor de la sociedad?

P.V. Porque eso es lo que les han dicho, que los países podrían ser perfectos si no existiera una derecha, pero ese es un discurso de odio de clases muy fácil de difundir. Decirle a la gente que el problema es que hay unos ricos que le quitan a los pobres, ese no es el problema, el reto es construir riqueza para todo el mundo, crecer económicamente para que todos puedan tener oportunidades. Pero tenemos una educación secuestrada por un sindicato que da un servicio de pésima calidad, lo vemos en los resultados de las pruebas Saber, en las que el sector público está por debajo de la educación privada, una diferencia del 30%. Además, el servicio educativo lo pagamos los colombianos y debemos hacer un esfuerzo para que la educación sea el motor de movilidad social.

Particularmente en el Cauca se percibe un adoctrinamiento desde hace muchos años, con políticas de izquierda que generan pobreza y resentimiento. Decir que los Valencia o los terratenientes acabaron el Departamento, no tiene fundamento, porque yo, aquí, tengo 1.500 votos. En cambio, por los que votaron, no están haciendo nada, hago más yo por el Cauca con tan pocos votos de opinión en esta región, y lo hago porque quiero mucho mi tierra.

L.C. Comerciantes y empresarios se están trasladando al Valle por ser una zona más competitiva y segura para trabajar. ¿Qué mensaje les envía a los inversionistas que lo están pensando?

P.V. Tenemos que tratar de unirnos y que las comunidades indígenas, campesinas, mestizas y afrodescendientes hagamos un gran pacto de convivencia por el Cauca, que es simplemente el respeto por los derechos de todos. Los derechos de propiedad no pueden depender de la etnia a la que usted pertenece, ni puede ser que usted cierre las vías solo para protestar y pedir algo. Si no, perdemos todos.

Quiero decirles a los colombianos que me he puesto la 10, que los invito a que también se pongan la 10, que conmigo su voto queda en buenas manos.

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