Los Derechos de los Pueblos Indígenas en América Latina

Por en septiembre 17, 2013

Por Gabriel Bustamante Peña

Cuando Cristóbal Colón pretendió llegar a las Indias atravesando el océano, cometió sendos errores de cálculo que, sumados a los imprevistos del viaje, hicieron que arribara el 12 de octubre de 1492, y sin saberlo, a una tierra desconocida para Europa, y a cuyos exóticos habitantes, además de someter, llamó equívocamente indios. Calificativo fruto de la confusión que le hizo pensar que había llegado a costas del extremo oriente asiático, equivocación que llevó en su cabeza hasta el día de su muerte.

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Sería Américo Vespucio, algunos años después, quien anunciara al mundo el descubrimiento de un nuevo hemisferio, un continente que llevaría su nombre, América, pero cuyos habitantes originarios siguieron siendo llamados indios, hijos del error del navegante Colón, criaturas a quienes, desde la Conquista, se les negó el derecho a ser seres humanos, y mucho menos a ser americanos, o ciudadanos del continente del que eran nativos.

De esta forma, los diversos pueblos indígenas que habitaban libremente los territorios del Continente, fueron súbitamente masacrados, y los supervivientes subordinados al yugo español. Las víctimas del genocidio indígena fueron además reducidas a ser la mano de obra que sostuvo el régimen colonial, acto brutal al que se sumarían la caza y comercio aberrantes de seres humanos traídos desde el África. Indios y negros, compartirían a partir de ahí una sola tragedia: la de ser considerados animales de trabajo y excluidos de la más mínima consideración humana por este hecho.

“Indio” fue la forma lingüística como se perpetuó la condición de animalidad de los miembros de pueblos originarios; por esto, la palabra “indio” en América es sinónimo de salvaje, y se usa peyorativamente en la actualidad para destacar argumentos racistas de inferioridad. Tuvieron que pasar siglos para que se cuestionara este erróneo calificativo histórico, a la vez que se empezó a reclamar, para los originarios de América, el debido trato como personas, ciudadanos y sujetos de derechos.

Por consiguiente, la lucha por los derechos de estos pueblos ha ido de la mano por desprenderse de la denominación de “indios”, y avanzar hacia un concepto de identidad más digno y acorde a su verdadera condición: la de indígenas. Ahora, este concepto de indígena, a pesar de su parecido, no tiene que ver en absoluto con el de “indio”. Indígena viene del latín inde (de allí) y genos (nacido), por esto los indígenas americanos son los habitantes prehispánicos, cuyas características raciales y lingüísticas son originarias de este Continente.

Además, en esta lucha contemporánea por el reconocimiento indigenista, cabe destacar el concepto de “Pueblo Indígena Americano”, que es aquel pueblo originario del continente, que remonta sus prácticas culturales, espirituales, económicas, sociales y políticas, a épocas pre-hispánicas y milenarias. Construcción socio-antropológica que ha ganado un gran espacio jurídico y político en varios países de América Latina y en el ámbito internacional, especialmente al ser dotado de expreso reconocimiento como titular del derecho a la consulta previa.

Septiembre 13 de 2013

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