En extensas misivas presidente Petro y su excanciller Álvaro Leyva se sacan chispas

Por en mayo 6, 2025

“Me dirijo a usted con el ánimo de darle continuidad a la carta que de manera comedida le hice llegar el pasado 22 de abril por la vía establecida para los efectos por la Presidencia de la República. Se trata esta de una franca comunicación cuyo propósito es que a usted le quede (sic) claro los alcances de lo que en ella le manifiesto. Algo extensa, pero necesaria”, le dice el excanciller Álvaro Leyva, a su ex jeje y presidente de Colombia, Gustavo Petro, en misiva fechada el 5 de mayo de 2025.

A su turno, el presidente Gustavo Petro le respondió a su excanciller, Álvaro Leyva Durán, este 6 de mayo, en discurso, igualmente extenso y duro, que no mienta. Lo que ha salido en el día de hoy no es un chisme, es un complot y no es nacional. El complot no es de colombianos, aunque haya colombianos y, por tanto, es peligrosísimo porque es un atentado a la soberanía nacional de Colombia, la democracia y a la libertad de los colombianos”, afirmó Petro en la concentración de aprendices del Sena, que se reunieron en la Plaza de Armas de la Casa de Nariño en respaldo a la Consulta Popular que hace ya su trámite en el Senado de la República.

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El presidente de Colombia, Gustavo Petro, dijo: Seguiré hasta el 7 de agosto del 2026 como el pueblo ordenó.

Agregó el mandatario que mientras impulsa el derecho que tiene el pueblo a decidir sobre sus derechos laborales “ha venido un segundo ataque que debo explicar y hay que ponerle atención porque va a fondo, como una daga mortal, va a matar”.

Igualmente, ante la mención de que se retire del cargo, que los trámites están ahí, Petro le responde: “El presidente seguirá el 7 de agosto, pero hasta el 7 de agosto como el pueblo ordenó, no antes y no con mentiras y trapisondas”.

Al explicar el mandatario, cuáles son las intenciones del autor de la carta aseguró: “Lo que sí sé es por qué la escribió. No la escribió por viejo amargado porque su hijo no pudo ser canciller, no. Él anda buscando a los congresistas de la Comisión de Acusaciones para buscar que tumben al presidente por esos hechos mentirosos que él ha puesto”.

En su intervención, el presidente Petro trajo a colación la estrategia de comunicaciones de Adolfo Hitler, a través de Joseph Goebbels, de quien aseguró que tenía como esencia: “miente, miente y al final se cree que es verdad”, por lo que consideró que “lo estamos viviendo en Colombia: mienten y mienten todos los días”.

Álvaro Leyva Durán, fue de los primeros ministros que el presidente Petro nombró en su gabinete. Foto de la posesión en agosto de 2022.  

“Por eso, censurar al presidente es esencial, que no hable. Miren lo que pasó el primero de mayo, creo que estamos ante el hecho histórico más grande de los últimos tiempos, no sé desde cuándo. Creo que estamos ante el discurso de un presidente más importante, no por la inteligencia, sino por lo que decía”, comentó. 

Aseguró que se trató de una alocución presidencial “porque para eso me subí a la tribuna, para hablar no solo con los que llegaban a la Plaza de Bolívar, que fueron muchísimos. Y salió una carta de Leyva explícitamente con ese objetivo, para que el presidente no vuelva a hablar como en la Plaza de Bolívar, sino que se hable de él”.

Se refirió a las acusaciones sobre que el presidente Petro, supuestamente, no quiere relaciones con Estados Unidos, a lo que el jefe de Estado le respondió: “Yo quiero la relación con Estados Unidos como con cualquier pueblo del mundo, de igual a igual, porque Colombia es soberana”.

Indicó que las relaciones internacionales son de manejo del presidente de la República y que esa fue una de las razones de la salida de Leyva de la Cancillería. Otro elemento de su salido, dijo, fue “un negocio que estaban armando, tratando de que Thomas (Greg) and Sons, del cual es socio el presidente (Juan Manuel) Santos o parte de la Junta Directiva, no lo quería escrutando las elecciones de Colombia, porque ahí hay trampa y la piensan volver a hacer”. “Y, entonces, no me gustó que su hijo estuviera metido en ese negocio y cuando di la orden de suspenderlo, dejó pasar el tiempo, al punto que se enredó él mismo y lo destituyeron”, afirmó.

El presidente Petro acompañado del entonces canciller Leyva, en la reapertura de relaciones con Venezuela. 

Carta sin fundamentos

En su discurso ante los aprendices del Sena, el presidente se refirió a unas de las acusaciones que le hizo Leyva Durán con relación a algunos viajes internacionales del mandatario. Trajo a colación lo escrito por el excanciller en su carta cuando aseguró que, el presidente Petro no acudió a la Corte Suprema en Chile y que le había tocado hablar a él. 

“¡Mentiroso! Gritó. El presidente de Colombia habla con el otro presidente del Estado, ese es el protocolo, no con otros, si va a hablar con un ministro, pone al otro ministro. Como que le dio pena que lo pusiera a hablar ante la Corte y los magistrados de Chile”.

Aseveró, que su ausencia se trató porque se fue “hasta la tumba de Pablo Neruda en la Isla Negra de Valparaíso” y el presidente de Chile, Gabriel Boric, “sabía mi intención de ir por primera vez porque la tenía desde niño”, por lo que le colaboró para llegar hasta la casa del poeta.

También desmintió a Leyva, cuando lo acusó de no haber querido hablar con el presidente de China, Xi Jinping, a lo cual respondió: “Colombia es libre de hablar con China. ¿Qué daño nos ha hecho China? ¿Nos ha invadido?” y aseguró: “Pues yo hablé con él. No sea mentiroso”.

En el caso de Alemania, el presidente Petro le recordó a Leyva que habló con el presidente y el canciller de esa nación, relación que calificó de encantadora, porque había hablado con el presidente de Alemania sobre la Sierra Nevada de Santa Marta.

“De eso hablamos, no del Muro de Berlín. A mí me gusta que se haya caído el muro de Berlín, porque también al otro lado del mundo estaban matando la libertad. Y nosotros somos de la libertad. La libertad en el mundo socialista empezó a caer con Stalin”, añadió. 

En discurso ante aprendices del SENA, el presidente Petro desmintió a su excanciller y lo trató de mentiroso.

“No mienta, Leyva”, insistió Petro 

En el caso de Italia, el mandatario comentó: “me gusta Italia, pero no para perderme, sino para andar en sus trochas y sus campos”. Confesó, “un día me perdí de los escoltas italianos. Me escapé. Me gusta escaparme de los escoltas; caminando por las montañas de la Toscana, por una trocha, me encontré con un cementerio de miles de cruces blancas en fila como un ejército. Algunas de judíos y tres capillas de diferentes religiones. Había música celestial ahí y la bandera de los Estados Unidos en alto. Ellos habían acordado en la liberación de Italia que la hizo”.

“Llegué a ese campo y me arrodillé ahí y oré, porque esos soldados norteamericanos, por miles muertos en ese campo, murieron por la libertad y se merecen el homenaje del pueblo italiano y de la humanidad”, narró.

¿Qué dice la carta de Leyva que enfureció a Petro?

En la extensa nueva misiva, continuación de la primera, como dice el exfuncionario, que se le han hecho reparos por haber dejado para reciente fecha lo que supuestamente ha debido advertirle antes a la nación. Que algunos lo han reprendido por haberse inmiscuido en terrenos íntimos del presidente. “Sí, terrenos íntimos. Más sin embargo, a quienes han argüido de tales maneras me permito resaltarles por su conducto presidente, que quizá no se prestó la suficiente atención a la muy precavida observación que el suscrito hiciera a propósito de dicha preocupación, tomando como propias las acotaciones traídas en uno de sus libros por el universalmente reconocido filósofo católico, Antonio Millán-Puelles, cuando citando a históricos padres de la iglesia, como Agustín de Hipona, Santo Tomás de Aquino y otras eminencias de esas mismas épocas, puso de presente que en algunos momentos se debe recurrir a una «prudente ocultación de la verdad» para no ofender: para evitar daños. Lo subrayo. Pero que si en ocasiones, mutatio materiae, se afecta el bien común (lo que sigue es muy para usted presidente Petro), es pertinente dejar de lado esa «prudente ocultación de la verdad». Esta máxima, muy particularmente en el caso que nos ocupa, es para gritarla una y otra vez. Es para que el mundo escuche y comprenda, más cuando la patria está en peligro”.

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Agrega, ciertamente debe ser difícil para usted, señor presidente, digerir la manera como me he dirigido y me sigo dirigiendo a usted. Pero es que por haber estado a su lado ya era hora de que usted se hubiera dado cuenta de que no manejo dobles raseros. Esto último no es un decir vano; recoge un sano sentimiento que es fruto de mi formación integral. Por esto muy de veras debo ser entonces particularmente exigente en momentos en que se me pide claridad sin timidez alguna.

Tampoco ningún tipo de vejación a mi familia o a mí o amenaza alguna me acobarda.

Prosigue Leyva, señor presidente Petro, usted está enfermo. Su desaparición en París fue la reiteración de una conducta que puso de manifiesto una vez más la gravedad de su condición. De su adicción. Tan evidente lo ocurrido entonces que los hechos sucedidos se fueron confirmando con un sin número de testimonios. Y a propósito de querer enmendar la plana lo asesoraron mal al ponerlo a firmar el Decreto número 1009 del 24 de junio de 2023, consignando en ese acto administrativo una falsa motivación del mismo y una falsedad ideológica en documento público.

Presidente Petro dijo que su ausencia a la Corte Suprema en Chile se debió a que visitó la tumba de Pablo Neruda, en la isla Negra de Valparaíso.

Soy consciente presidente que lo que hay de por medio, dado lo que le ocurre, es una tragedia humana en cabeza suya; por ende, en cabeza del jefe del Estado. Sin duda, trátase de una situación infausta, desgraciada, desventurada, que nos está conduciendo a una tragedia nacional. ¿Comprende usted entonces, señor presidente el motivo por el cual se ha dejado de lado la «prudente ocultación de la verdad»?

Da pesar el tener que recurrir a bochornosas ocurrencias y haceres suyos anteriores y posteriores a lo sucedido en París, para que comprenda que en efecto sí hay en usted unas conductas constantes que deben ponérsele de presente a fin de demostrarle que lo que se ha dado en su caso es una cadena de similares sucesos propios de sus muy erráticos y censurables estados y comportamientos.

Desde antes de su posesión usted venía produciendo escándalos que fueron enfoscados si se quiere, o escondidos o mantenidos en secreto por quienes estaban presentes pensando en la catástrofe moral que sus ignominiosos comportamientos y origen de los mismos podrían significarle a la nación; haceres absolutamente insoportables. Vergonzantes ante el mundo entero. Me refiero a situaciones escandalosas provocadas por usted en Florencia, Italia, ya elegido presidente y próximo a posesionarse. En los patéticos e incontrolables escenarios hizo presencia la policía local, algunos agentes uniformados, otros vestidos de civil.

El 19 de enero de 2023 la Redacción de la revista Semana da a conocer una imprevista noticia: «El presidente Gustavo Petro cancela agenda en Davos«. Ya nos encontrábamos allí. Lo sucedido me llevó a suplir un insoslayable compromiso suyo.

Me correspondió atender al ex primer ministro del Reino Unido, Tony Blair. Sorpresa para él, sorpresa para mí. Los temas centrales fueron las «estrategias de la administración pública y la democracia en tiempos de crisis». Fui yo quien se sintió en crisis. A propósito de la estada en Suiza se hizo mención en algunos círculos de una extraña presencia de unidades de gendarmería de ese país.

Bien sabe usted presidente, que una visita de Estado difiere de una invitación que un Jefe de Estado pueda formularle a otro jefe de Estado a visitar su país. La visita de Estado propiamente conlleva la presencia del visitante, del jefe de Estado invitado, ante las cabezas de los tres órganos del poder público.

El lunes 9 de enero de 2023 se dio inicio a una visita de Estado suya a la Republica de Chile. Fue atendido con todos los honores por el presidente Gabriel Boris. Para el martes estaba programada su presencia en el Palacio de los Tribunales de Justicia para saludar al presidente de la Corte Suprema. Para mi sorpresa -una nueva-, y sorpresa para quienes lo esperaban, sin excusa alguna decidió usted no asistir. Me correspondió tomar su lugar. La generosidad de varios magistrados de ese altísimo tribunal, particularmente de una magistrada, especialmente interesada en los alcances jurídicos de los Acuerdos de Paz de La Habana, me permitió desenvolverme cabalmente. Pero sentí pesar por usted. Tras una cena privada en la noche anterior dejó de ser usted localizable.

El día jueves 15 de junio de 2023, usted, presidente, inició una visita de Estado a la República Federal de Alemania. Fue recibido solemnemente por el presidente de la nación, Frank-Walter Steinmeier y por el señor ministro Federal de Asuntos Exteriores. El discurso del jefe de Estado alemán dándole la bienvenida fue sobresaliente. El suyo causó una histórica molestia que entre bambalinas le correspondió a quien esta carta le escribe morigerar la ofensa por usted causada. Deploró usted la caída del Muro de Berlín, uno de los hechos de mayor trascendencia del siglo XX por ser el símbolo fundamental del triunfo de la democracia en occidente y el paso de mayor importancia hacia la reunificación alemana. «Algo le está pasando a su presidente», me comentó sorprendido el ministro federal presente; mi equivalente. En calzas prietas me vi para sacarlo a usted al otro lado. Gran vergüenza sentí.

Tras pedirme la señora Laura Sarabia que lo comunicara a usted con el presidente de la República de Turquía, señor Recep Tayyip Erdogan, se logró que tan importante jefe de Estado accediera a llamarlo el día sábado 18 de febrero de 2023. Muy mal día lo consideré. Y tuve razón. La llamada se efectuó. Usted presidente no paso al teléfono.

¿Adiviné por qué sucedieron así las cosas? Se me solicitó que otra vez buscara la repetición de la comunicación. Erdogan, serísimo presidente, accedió. La nueva llamada fue igualmente desatendida.

El martes 24 de octubre de 2023 inició usted su visita a la República Popular China.

Había sido usted advertido que el tema del metro de Bogotá no era un asunto para ser tratado con el jefe de Estado, Xi Jinping. La misma embajada China en Colombia, en documento preparatorio de su visita, así lo indicaba con total claridad. Sin embargo, usted obsesionado con su postura, terco, inflexible, al no lograr su cometido quedó afectado. En el banquete de Estado presidido por Xi Jinping, en larguísima mesa bellamente adornada, dispuesta para la solemne ocasión, asistida por un número importante de distinguidos invitados, sentado el presidente chino en el centro de uno de los costados, usted a su derecha y yo a su izquierda, resolvió usted presidente Petro no hablarle a su anfitrión. Mantuvo absoluto silencio todo el tiempo. Lo ignoró. Como convencido, sin embargo, que emocionalmente está usted preparado para ello porque en sus horas de plena conciencia, pero desesperado y en sus angustiosas soledades, y más, en depresiones ya sufridas por usted, seguro ha llegado a reexaminar su interior.

Aconsejaba sabiamente, quien suponía usted tener como cercano amigo, Francisco, el Sumo Pontífice, recientemente desaparecido: «(…) logra viajar dentro de sí mismo».

Esto para poder vivir en tranquilidad -decía. Tranquilidad que no lo acompaña porque bien sabe usted por ser inteligente que, sobre la persona de Gustavo Petro, sobre su persona presidente, recae una grave inhabilidad manifiesta. Antes un secreto a voces, ya no. Y si, muy grave: Tenga presente que la enfermedad proveniente de los vicios, no es un eximente de responsabilidad.

El tránsito hacia la tranquilidad institucional y moral de la nación se deriva de las normas constitucionales vigentes. Una salida sin sobresaltos que permita un desenlace pleno de garantías para todos en momentos cruciales para la república. No hay nada que inventar. Los trámites para el retiro del cargo de un presidente, ahí están.

Las circunstancias dentro de las cuales se presentan estos pasos a seguir actualmente, se acompañarían de un gran acuerdo nacional. Participarían las fuerzas vivas de la nación sin exclusiones. Sin egoísmos. Ese acuerdo contendría las suficientes seguridades para que usted, por las razones no controlables que en este momento y de tiempo atrás lo afligen, pueda recuperarse sin detrimento alguno con las necesarias exculpaciones y seguridades que garanticen su pleno sosiego.

Hay que proceder prontamente. No hay tiempo que perder. Por ejemplo, en lo que resta del presente cuatrienio para el cual usted fue elegido con la esperanzadora idea de que usted lograría la paz, se alcanzarían a sentar las bases para lograrla. No más sangre por la improvisación y la desidia. No más «plan pistola» a estas horas de nuestra historia, señor presidente.

La comunidad internacional es consciente de sus dificultades. La inhabilidad manifiesta que ha demostrado usted para gobernar nuestra nación le ha restado títulos para ser nuestro personero frente al mundo. Esta la razón por la que es perentorio hacerle llegar copia de este texto que le dirijo usted, a los embajadores que hoy integran el cuerpo diplomático acreditado en Colombia. Ellos sabrán dar el traslado correspondiente a sus respectivos gobiernos.

Con el ruego de que comprenda la preocupación que me acompaña por usted y muy particularmente por mi patria, me despido señor presidente.

Álvaro Leyva Durán.

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