Hay que luchar contra el racismo y la torpeza de nuestra época

Por en junio 15, 2020

Por Gabriel Bustamante Peña

Parte de importante de la historia de Colombia se ha escrito desde el Cauca, y ha sido este contradictorio territorio un ejemplo, para la nación y para el mundo, de luchas heroicas contra la opresión, el racismo y la exclusión. 

Fue en esta tierra, en la famosa batalla de Calibío, donde Antonio Nariño, gracias a los caucanos, derrotó el proyecto tiránico del déspota de Juan Sámano. Y fue en esa batalla de Calibío, donde un héroe anónimo, un esclavo cimarrón, a costa de su propia integridad, atravesó el campo de fuego y salvó la vida de un joven Teniente Coronel, herido en la batalla, un muchacho pálido y asustado que, gracias a su negro protector, tuvo una segunda oportunidad sobre la tierra. Aquel novato militar era José Hilario López, quien años después, convertido en Presidente de la República, abolió la esclavitud y convirtió a Colombia en un referente de dignidad, en un faro de libertad para el mundo.

PUBLICIDAD

Y si de caucanos notables en la historia universal se trata, nadie, ni sus enemigos más acérrimos pueden negar la influencia que las luchas del indígena Nasa, Manuel Quintín Lame, representaron para los pueblos nativos de toda América. Luchas por la tierra, contra la exclusión y contra el asesino racismo de la época; y no ocupa un lugar menor el padre Álvaro Ulcué Chocué, el primer sacerdote indígena del país, y un referente mundial de lucha espiritual y material por la tierra, y por los derechos de los pueblos indígenas.

Fuimos referentes mundiales también en la elección del primer gobernador indígena del mundo, Floro Alberto Tunubalá, quien logró cambiar el imaginario que sobre los nativos se tenía, involucrándose en el alma de la cultura payanesa y nacional, la semana santa, en la cual participó, encabezando la ceremonia sacra con su anaco y vestimenta tradicional Misak, como primer mandatario y líder político y espiritual de este territorio.

Esta historia, incluida la reciente elección de nuestro primer Gobernador negro, es una historia de lucha que pesa, de resistencia ilustrada e inteligente, por eso no se concibe que hoy se llame a la lucha contra el racismo invitando a tumbar estatuas, rebajando esa lucha a hechos vandálicos, aludiendo al esnobismo mundial, como si nuestro referente de cambio fuera ahora Epa Colombia; y mucho menos se entiende que la lucha contra el racismo se plantee desde el desmantelamiento cultural de la ciudad, con la descabellada idea de tirar la obra del maestro Martínez a la basura del olvido, y con ella, a personajes como José Hilario López, y su negro héroe anónimo; a Camilo Torres, al sabio Caldas, a Obando, a Mosquera, al Maestro Valencia y su Anarkos; a Toribio Maya; pero también a la Ermita, a la Catedral, a la Torre del Reloj, a Belén y hasta el Volcán Puracé. 

Retirar “La Apoteosis de Popayán” del Paraninfo de la Universidad del Cauca sería una tragedia cultural enorme, sería un daño a la ciudad, solo comparable con la destrucción de la misma con el terremoto del 83, pero esta vez, no por un fenómeno natural, sino por las pretensiones ridículas de un bárbaro.

You must be logged in to post a comment Login

Leave a Reply