Existe subutilización del capital humano colombiano, especialmente femenino

Por en mayo 14, 2025

El mercado laboral colombiano presenta retos importantes. A la ya alta tasa de desocupación y la informalidad, se le suma la subutilización de mano de obra, en especial femenina. Este comentario de ANIF visibiliza las discrepancias en la asignación laboral según parentesco, proporcionando una comparativa temporal y de género.

La población subocupada (PS) identifica a los ocupados que desean trabajar más horas, mejorar ingresos o conseguir una labor acorde a sus competencias, habiendo gestionado estos cambios. En ese sentido la tasa de subocupación es la razón entre la población subocupada y la fuerza de trabajo.

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Este resultado refleja las persistentes brechas de género en el mercado laboral, donde las mujeres enfrentan discriminación y tienden a postularse a trabajos menos remunerados a comparación de los hombres. No obstante, con el incremento de las mujeres en la Población Subocupada (PS), estas están manifestando la voluntad de mejorar estas condiciones, seguramente, con un fin económico.

En el primer trimestre de 2025 las mujeres jefas de hogar buscaron aumentar sus horas laborales o ingresos, así como empleos más acordes a sus capacidades.

Según la Encuesta Nacional de Calidad de Vida (ENV) de 2024, de cada 10 hogares con jefatura femenina, aproximadamente siete (79 son madres cabeza de hogar, mientras que, de cada 10 hogares con jefatura masculina, tan solo tres (3) hogares no tienen cónyuge. En este sentido, se percibe una mayor presión financiera por parte de los hogares que tienen mujeres cabeza de hogar, pues son estas las únicas responsables de proveer los recursos económicos para sus padres, familiares e hijos. Por esta razón, ha habido más mujeres colombianas ocupadas a lo largo del tiempo que manifiestan su necesidad, a modo de deseo, de mejorar sus condiciones laborales.

En definitiva, si bien la disminución de la Tasa de Subocupación (TS) desde antes de la pandemia y en lo corrido del año refleja una mejora generalizada en ese indicador, también muestra a las mujeres jefas de hogar como una población más insatisfecha y deseosa de cambio en términos de ocupación. Existe entonces una oportunidad para reasignar esta población. Para eso, se requiere del esfuerzo del sector público y privado para explotar sus capacidades y aprovechar su potencial. Esta acción puede mejorar la productividad, el bienestar y disminuir la brecha en cuanto al acceso y remuneración del mercado laboral según género, el cual tristemente hoy en día tiene rostro de mujer.

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