Si quiere un mejor país, vote

Por en enero 17, 2018

Por Julián Valencia Fernández (*)

Los momentos electorales son de tremenda agitación social, la que viene acompañada de esa característica inequívoca de las pretensiones de un pueblo. Sin embargo, el ejercicio participativo y democrático de la acción electoral representada en el voto, carece de  educación, pertenencia y conciencia del ciudadano.

En estos últimos días, en las ciudades donde he podido estar, he preguntado con el ánimo de medir las intenciones de las personas, respecto a su participación electoral. En ese ejercicio les he preguntado a taxistas, vendedores ambulantes y a uno que otro u otra persona de la cotidianidad: ¿Por quién va a votar? Y la respuesta es tenaz, con un tono de enojo, me dicen: qué cuentos, yo no voy a votar por nadie, todos son ladrones. Y entonces les digo, pero si usted no vota está contribuyendo a que ganen los que usted no quiere, ¿entonces? Pensativos contestan: siempre ha sido así, los mismos con las mismas.

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Mi preocupación aumentó, sin embargo tuve una salida, explicar de manera didáctica la sentencia de la  Corte Constitucional C-490 de 2011 que  declaró inexequible la norma de la Reforma Política que ordenaba repetir elecciones «cuando el voto en blanco obtenga más votos que el candidato o lista que haya sacado la mayor votación» y, en consecuencia, la mayoría necesaria para repetir la elección.

También, el artículo 9 del Acto Legislativo 01 de 2009 que determina: «Deberá repetirse por una sola vez la votación para elegir miembros de una corporación pública, gobernador, alcalde o la primera vuelta en las elecciones presidenciales, cuando el total de los votos válidos, los votos en blanco constituyan la mayoría. Tratándose de elecciones unipersonales no podrán presentarse los mismos candidatos, mientras que en las corporaciones públicas no se podrán presentar a las nuevas elecciones las listas que no hayan alcanzado el umbral»; pero, ¿cómo les explicaba semejante enredo? Entonces comencé diciéndoles que había que votar, pues no hacerlo era permitir que una minoría escogiera el destino de todos, nos guste o no. Les expliqué que en la mayoría de elecciones, la minoría que participa en el ejercicio electoral haciendo uso del voto, escoge el destino de los que no votan, en resumidas cuentas, esos pocos terminan decidiendo el futuro de todos.

Con este referente, el voto en blanco termina siendo una opción de manifestación válida y respaldada por nuestras normas vigentes, para todos los que no encuentran afinidad en los candidatos que hoy tienen esas pretensiones electorales. Así las cosas, señor ciudadano, si es usted de los que se quejan todo el tiempo por la falta de gobernanza, actué,  haga uso de su derecho al voto, úselo, no se imagina la importancia que tiene para la democracia.

Finalmente, si a usted le dicen que no van a votar, haga el favor y reproduzca esta explicación, ayude  y construya patria.

(*) Politólogo

http://http://julianvalenciafernandez.blogspot.com

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