Los sabores que la guerra se llevó

Por en agosto 24, 2014

Por Gabriel Bustamante Peña


El momento familiar más valorado como punto de encuentro, independientemente de la cultura, las costumbres o la situación económica o social, es el que se comparte en la mesa, compartir en familia los alimentos con toda la carga simbólica que ello representa. La mesa es el lugar sagrado de la familia, pero también en su concepción simbólica, de la comunidad y de la hermandad. Es en la mesa donde se propicia el diálogo, donde se transmiten valores, usos y costumbres, pero también es sitio de conflictos y tensiones, y donde se da la posibilidad de llegar a acuerdos.

Pero al trascender el núcleo familiar, el hecho de compartir los alimentos se convierte también en punto de encuentro social o comunitario. Las mingas indígenas o campesinas organizadas alrededor de una olla comunitaria, las fiestas o bazares populares, o muchas ceremonias religiosas tienen como plato fuerte compartir una comida o una bebida especial o particularmente significativa. Es por esto que la comensalía, cuyo significado es comer y beber juntos alrededor de una mesa (real o simbólica), es uno de los referentes más antiguos de las familias humanas y de la sociedad, ya que es alrededor de la mesa donde se construyen diariamente las relaciones que sostienen la familiaridad y la sociabilidad.

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En Colombia, país multiétnico y pluricultural, compartir la mesa alcanza diversos significados y construcciones simbólicas y comunitarias. Pero es la mesa rota por la guerra, el símbolo de la desintegración familiar y comunitaria que trae la violencia. La ruptura del tejido familiar, social y comunitario que trae el conflicto armado tiene una primera consecuencia, la imposibilidad de compartir los alimentos en familia y en comunidad. La muerte o la desaparición de miembros de la familia, el desarraigo de comunidades enteras tienen un momento de especial dolor y recordación, cuando por culpa de la guerra se pierde o cambia drásticamente el momento de compartir los alimentos, momento que viven con especial significado y consecuencias físicas, culturales y espirituales nuestras comunidades tradicionales campesinas, indígenas y afrodescendientes.

Es por esto que, uno de los efectos del conflicto armado en Colombia es el rompimiento de las comunidades y la fractura social y familiar de sus usos y costumbres tradicionales, entre estos la gastronomía. El desarraigo se manifiesta de igual forma en los cambios obligados, que conllevan a adoptar comportamiento, prácticas y hábitos alimentarios que no les pertenecían a las víctimas, con la consecuente disminución en el consumo de alimentos autóctonos de las regiones afectadas por la guerra, alimentos tradicionales que son sustituidos, junto a los cultivos por otros de mayor comercialización y menor aporte nutritivo.

El proyecto “Los sabores que la guerra se llevó”, de la Unidad para la Atención Integral a las Víctimas, pretende generar una aproximación a las consecuencias de la guerra en la cohesión familiar y comunitaria, a partir de analizar la pérdida de los espacios de encuentro y de los alimentos e ingredientes tradicionales mismos, que han desaparecido por consecuencia de la violencia. Rescatar los platos tradicionales que las víctimas del conflicto dejaron de preparar, hacer un ejercicio de memoria histórica, crear consciencia alrededor de las consecuencias de la guerra y visibilizar las consecuencias de la violencia en la destrucción del tejido familiar, social y comunitario, es también una forma de reparación simbólica.

Una muestra significativa de ese otro país, el país de las víctimas, hará presencia en el próximo Festival Gastronómico Internacional de Popayán, para que las comunidades expongan, con el apadrinamiento del Chef Simón Buhler, sus platos rescatados a la guerra, a la vez que hacen un ejercicio de memoria histórica y de visibilización de los derechos de las víctimas, con un contexto de lo sucedido en sus regiones en el marco del conflicto armado, para que al final, y en una mezcla de diversidad, el Cauca sirva de mesa para que toda Colombia prepare el sancocho de la paz.

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