La paz tiene nombre de mujer

Por en agosto 3, 2015

Por Gabriel Bustamante Peña

Las mujeres son más del 50 por ciento de las víctimas en Colombia, a pesar que los homicidios son mayoritariamente ejecutados por hombres contra hombres. Además, son las mujeres quienes ante la vulneración de los hogares por el desplazamiento forzado, o por el asesinato o la desaparición de los hombres, quedan a cargo de los niños, de sus familiares en condición de discapacidad y de las personas mayores.

A lo largo y ancho de Colombia las mujeres han resistido a la guerra, evitaron que los hogares víctimas se derrumbaran y con esto, impidieron que comunidades enteras sucumbieran y el país mismo se destrozara ante la violencia.

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Mujeres víctimas cabeza de familia, llenas de proyectos de vida. Mujeres que a la vez que luchan por sus seres queridos, también se levantan a reclamar por sus derechos y se convierten en lideresas claves para una sociedad que se encuentra en búsqueda de escenarios de paz y reconciliación. Mujeres empresarias, directoras de ONG de derechos humanos, lideresas que hoy hacen parte de organizaciones civiles, de iniciativas de paz, altas funcionarias públicas y mujeres valientes que hoy conforman mayoritariamente las mesas de participación efectiva de las víctimas en todo el país, son la verdadera semilla de la paz que hoy comienza a germinar en Colombia.

Por esencia las mujeres son dadoras de vida y por ende están más propensas a preservarla como sagrada. A pesar de haber sufrido la pérdida de sus hijos, esposos y padres, o de haber vivido en su propio cuerpo el horror y los vejámenes de la guerra, las mujeres están más lejos del sentimiento feroz de la venganza y, por el contrario, saben recomponer su dolor cuando reconocen que hay una oportunidad para parar la violencia y entregar un mejor mundo a sus hijos, sus nietos o a las nuevas generaciones.

Colombia sería radicalmente distinta si los hombres, con humildad, aprendiéramos de todo lo que tienen por enseñarnos nuestras mujeres colombianas y les diéramos un lugar más justo en nuestra sociedad. Necesitamos ante un conflicto eminentemente patriarcal, de más de cincuenta años, visibilizar la importancia de la mujer como protagonista fundamental de la paz y la reconciliación en el país, y hacer una reflexión desde la perspectiva de la mujer de lo que significa construir una sociedad en paz.

Durante todos estos años las mujeres colombianas lograron el derecho al voto, a ingresar a la educación superior, a administrar sus bienes, al divorcio, a los derechos sexuales y reproductivos, a su reconocimiento como actoras sociales y políticas, y todo esto, sin disparar ni un solo tiro. La historia y la realidad nos demuestran que las mujeres pueden enseñarnos a perdonar, a iniciar luchas pacíficas y a construir una Colombia más equitativa y justa en medio de la guerra, las mujeres deben ser el alma de paz, porque la paz tiene nombre de mujer.

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