El temor de los Vallecaucanos

Por en junio 25, 2014

Por Alberto Muñoz Olano

En el último año he estado viajando con frecuencia a la ciudad de Cali por motivo de estudio. En las conversaciones con los caleños y vallecaucanos, se advierte la curiosidad de mi procedencia. Todos sabemos que a los payaneses no nos identifican ni por acento, ni por rasgos físicos y mucho menos por el color de piel; cuando digo que soy de Popayán, se nota en sus ojos total desinterés por mi ciudad y, en general,por el Cauca, porque para ellos Colombia llega hasta Santander de Quilichao,y eso. Preguntando a varias personas de la sultana del Valle, me percaté de que en general el vallecaucano no conoce a sus vecinos del sur del país y, lo peor de todo, es que no les interesa saber. Del Cauca ignoran, por ejemplo, que fue hasta los años 70 una de las regiones más prósperas e importantes de Colombia.

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Me di a la tarea de averiguar este hecho, para saber si era regionalismo puro u otra cosa. En general, a ninguno le gusta el frío, y en su mayoría las poblaciones del Cauca son templadas o frías, aunque tenemos tierrita caliente como El Patía, Santander de Quilichao y Puerto Tejada. Tampoco les gusta la lluvia, se traumatizan porque para ellos significa inundación de calles, vías cerradas, caos vehicular, mojarse y, por supuesto, mucho frío; tanto, que al ver una nube negra no salen de sus hogares o si están afuera procuran refugiarse pronto, ni en los centros comerciales se sienten seguros.

Otra cosa que no les gusta son las vías de la montaña. Están acostumbrados a su plana topografía y vías de doble calzada, de fácil acceso a casi todas sus poblaciones, máximo a una hora de distancia. Entonces, para ellos, llegar a Popayán es como subir al mismísimo Tíbet, y a Pasto sería el equivalente a subir el Tíbet, bajar y volver a subir.

El desconocimiento también es un síntoma, ignoran la belleza de nuestras montañas, la arquitectura del centro histórico de Popayán, los atardeceres del Valle de Pubenza, los paisajes de Silvia, las termales de Coconuco, la magnificencia del valle del Patía. Incluso, llegar al Parque Arqueológico de San Agustín, es más cerca por las vías del Cauca. Se han privado de la buena sazón de nuestra cocina, de los excelentes platos típicos, muy elogiados por los turistas que nos visitan, tanto nacionales como extranjeros.

Pero el mayor temor de todos es la inseguridad. Aunque Cali es una de las ciudades más inseguras de Colombia, creen que al viajar por la vía Panamericana, en el trayecto del Cauca, les va a salir la guerrilla o que los Indígenas, con taparrabo,les cerrarán el camino de regreso, en uno de sus ya conocidos bloqueos. Aunque los caucanos sabemos que es más fácil que en Cali atraquen o ser víctimas del paseo millonario, a que en estos tiempos salga la guerrilla a la carretera Panamericana, como en otras épocas.

Pero, ¿a quién culpar de esa desinformación? A nosotros los caucanos, porque permitimos ser noticia negativa para que publiquen en noticieros y periódicos nacionales, pues lo positivo no es noticia; porque muchos se encargan de crearle mala fama al Departamento, en especial algunos de los que viven en Cali; porque no existe por parte de la Gobernación ni de la Alcaldía de Popayán, una campaña que promocione esta bella región para impulsar la economía, el turismo y la inversión.

Si a los vallecaucanos les hacemos cambiar la forma de pensar sobre el Cauca y su gente, podríamos pensar en un potencial para nuestro mercado, tanto de productos, como de servicios, entre ellos el turismo. Esto mismo sostienen caleños que nos han visitado, nos conocen y tienen una visión más cosmopolita.

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