Adiós Gloria, tu pluma y tu fecundo verso quedan entre nosotros

Por en mayo 31, 2017

Por Aura Isabel Olano Correa

La noticia del fallecimiento de la poeta, amiga, columnista excelsa, colaboradora incondicional, Gloria Cepeda Vargas, nos duele mucho en esta casa periodística, a la que estuvo vinculada desde su fundación en el año 2.000.

Cuesta creer que ya no la tendremos entre nosotros, nos harán mucha falta su alegría, su aguda crítica, su amena conversación, su erudición en variadas materias – fruto de su formación autodidacta-, sus maravillosas columnas y hasta su acento, un tanto venezolano, porque a ese país, al que amó profundamente, llegó recién casada con Francisco Cabrera, oriundo de esa tierra, y en Caracas nacieron sus cinco hijos. La situación de Venezuela le dolía en el alma, así lo manifestó en innumerables columnas a través de las cuales conocimos la esencia de ese sufrido y valiente pueblo.

PUBLICIDAD

La sensibilidad social la tenía a flor de piel, criticaba con vehemencia las desigualdades, la injusticia, el maltrato contra la mujer, el feminicidio, grave problema de siempre, pero que ahora se ha visibilizado. Señalaba con dedo acusador a los políticos corruptos y sus felonías, palabra que utilizaba con frecuencia. Una columna de Gloria era una pieza maestra, una poesía en prosa, de maravilloso ritmo, con ese don tan especial del pulcro manejo de nuestro idioma.

Su crítica aguda y sopesada hacía reflexionar, no regalaba adjetivos, no era amiga de las lisonjas, usaba las palabras justas para referirse a los diversos temas nacionales, locales y mundiales.

Gloria Cepeda Vargas (7)

PUBLICIDAD

Gloria María Cepeda Vargas había nacido en Cali un 16 de mayo, sin año, pues decía de manera jocosa habérsele olvidado. En cambio, nosotros, este 2017 lo recordaremos con tristeza por su partida y aún más, este agónico mes de mayo, cuando se celebraba su cumpleaños.

Solía recordar a sus padres Manuel Cepeda Amézquita y Mina Vargas como las personas que le mostraron el camino de las letras, de la cultura. Su padre, funcionario del Tribunal Superior de Popayán, hablaba francés y latín y tenía una gran biblioteca, en la que Gloria, siendo muy niña, pasaba muchas horas, incluso se volaba del colegio para disfrutar de la lectura en su casa. Sin cumplir los 13 años ya “acometía” poesía, según sus palabras. Su madre, doña Mina Vargas, oriunda de Guapi, costa pacífica caucana, era fotógrafa, profesión exótica para la mujer de su época, fundó la Fotografía Vargas, que hoy está a cargo de su nieto Fernando, hijo de Gloria, el único que no reside en Venezuela.

Cuando tenía 18 años se enamoró perdidamente y se casó, entonces se frustró su ingreso a la universidad, a donde sus padres tenían previsto enviarla. Pero ella, a través de la lectura y la investigación se hizo de manera autodidacta. Deja Gloria María ocho libros de poesía publicados, varios inéditos, lo mismo que ensayos y otros escritos. Además de un sinnúmero de columnas de opinión.

Entre sus publicaciones figuran los poemarios Bajo la estrella (1954), Poemas de los hijos (1960), Cantos de agua y viento (1996, ganador del Premio de Poesía Jorge Isaacs 1995, otorgado por la Gobernación del Valle del Cauca), Carta a Manuel (1996), Poemas del exilio (1999) y En Colombia y ahora (2003). Perteneció al Círculo de Escritores de Venezuela. La Cámara de Comercio del Cauca le concedió en 2006 el título de Personaje Cultural del Año.

Ya te estamos extrañando, Gloria. No volveré a recibir ese anhelado correo, como el de hace unos días, en el que me decías: “Hola Aura Isabel, va la columna, avísame si te llega por favor. Gracias, un saludo afectuoso, Gloria.”

Se refería, a la que sin saber, era su última columna: “El pan nuestro de cada día”.

Personas como Gloria Cepeda Vargas, quisiéramos que fueran inmortales, pero, por fortuna, esa inmortalidad nos queda en su obra poética y periodística.

You must be logged in to post a comment Login

Leave a Reply