A protestar pero con inteligencia

Por en agosto 29, 2013

Editorial

En los últimos días ha venido creciendo una terrible zozobra entre los habitantes del Cauca y, especialmente, de Popayán, por cuenta de rumores acerca del desarrollo del anunciado paro nacional agropecuario, de la infiltración de fuerzas violentas y de las impredecibles consecuencias en los diferentes órdenes.
No es para menos dadas las dolorosas experiencias vividas en esta región del país, en donde las protestas sociales se han convertido en sinónimo de taponamiento de vías, en particular de la carretera internacional Panamericana, por la que circulan de Santander de Quilichao a Popayán, alrededor de 5.000 vehículos diariamente, y de Popayán a Pasto, alrededor de 3.500 automotores, tanto de carga como de transporte público y particular.
Gran parte de la economía colombiana se mueve por esta vía que comunica no solo a los departamentos del suroccidente, sino a Colombia con otras naciones, entre ellas Ecuador y Perú, con las que mantenemos, incluido el Cauca, una fluida e importante relación comercial y turística.
Sabemos cuán lacerada termina la precaria economía caucana, al interrumpir el libre tránsito por las carreteras, en particular el sector agropecuario por el que, precisamente, se le está reclamando al Gobierno Nacional, debido a que esa locomotora no está marchando en debida forma.
La protesta es justa, además legítima, pues es inadmisible que al sector primario de la economía se le tenga relegado, cuando se le debería poner la mayor atención posible, no solo porque proporciona la comida, las materias primas y es el responsable de conservar el medio ambiente, sino porque con su desarrollo y progreso podemos alcanzar la paz. Recordemos que la falta de infraestructura vial, de transporte, de acueductos, de electrificación rural, de distritos de riego, de comercialización, de servicios básicos, de políticas de fomento agropecuario, entre ellas créditos blandos y oportunos, refinanciación de los mismos, en especial cuando factores como clima, precio y orden público afecten el proceso de producción y mercadeo.
El productor rural, que de manera permanente está asumiendo el riesgo de una inversión, cualquiera que sea su monto, necesita unas políticas claras por parte del Estado, que debe proteger a este vital sector de la economía colombiana, que es un importante generador de empleo.
Imposible estar en desacuerdo con el reclamo de los productores del campo, entendemos sus angustias y necesidades, pero esperamos que el paro programado para el próximo 19 de agosto se desarrolle de manera pacífica, sin que se toque la Panamericana. El bloqueo de esta vía es muy lesivo para todos los sectores y para la ciudadanía en general, pero en especial para la economía rural.
No olvidemos que muchos empresarios pequeños y medianos se quebraron con el paro de 1999 Y, sin ir lejos, el paro de febrero anterior dejó cuantiosas pérdidas que no se han podido recuperar. Hubo una pérdida irreparable, que fue la vida de una persona, porque el bloqueo de la carretera impidió el paso de ambulancias y de material quirúrgico. Esto riñe con el respeto a los derechos humanos y al DIH.
A los dirigentes del paro les solicitamos prudencia, respeto por las libertades ajenas, que actúen con inteligencia, que mantengan la disposición al diálogo, que sean propositivos. Incluso, que protesten apelando al ingenio, que puede más que la violencia. Solo así lograrán el respaldo ciudadano.

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